CAPITÁN MAYORDOMO DEL BASTÓN.
Su insignia es el Bastón de mano o «lazo». Le acompaña un paje, niño, que porta su insignia los días que el Capitán se arma de arcabuz.
Desfila al frente de la formación.
Su insignia es el Bastón de mano o «lazo». Le acompaña un paje, niño, que porta su insignia los días que el Capitán se arma de arcabuz.
Desfila al frente de la formación.
Porta la Bandera de la compañía y su insignia es un espontón o «pomo». Le acompaña un paje, niña, que porta su insignia los días que sale con la bandera.
Desfila en el centro de la formación.
Yecla, ciudad situada en el sureste de España, al norte de la Región de Murcia, celebra, en el mes de diciembre, las Fiestas Mayores en Honor a la Purísima Concepción, conocida como Virgen del Castillo, dado que su lugar de residencia habitual es el Santuario situado en lo alto del Cerro en el que se ubica Yecla, al pie de las ruinas del antiguo Castillo. Las Fiestas consisten fundamentalmente en la bajada de la Virgen a la población, para permanecer, en su Basílica, el tiempo suficiente para celebrar el Novenario en su Honor, y su vuelta al Santuario, una vez trascurrido este tiempo. La peculiaridad de estas fiestas reside en que se celebran por medio de una Soldadesca, según los cánones militares del siglo XVI-XVII.
El origen de las Fiestas (que no de la Soldadesca que ya se celebraba con anterioridad con fines militares y en celebraciones extraordinarias) hay que buscarlo en el año 1642. En la entonces Villa de Yecla, como en el resto de España, se estaba obligado a que sus hombres formaran Compañía cuando el rey lo requería, para servir bajo su mando. La convocatoria de las milicias provinciales o concejiles para la guerra, era algo frecuente en la época, y complemento barato para las tropas profesionales. En esta ocasión, se requirió su llamamiento para acudir a la Guerra de Secesión de Cataluña, para lo que se reclutaron 61 yeclanos a las órdenes del Capitán Martín Soriano Zaplana. Marcharon el 17 de julio de 1642 hacia las tierras castellonenses de Vinaroz, fijando su acuartelamiento en la ermita de San Sebastián. El desarrollo de la guerra determina que no tengan que ocupar puestos de vanguardia, permaneciendo acuartelados durante medio año, tras lo que regresan a Yecla sin ninguna baja. Según la tradición, al volver sanos y salvos todos los reclutas a Yecla, subieron a dar gracias al Santuario del Castillo, donde entonces se encontraba el cuadro de la Virgen de la Encarnación o de la Leche, titular en ese momento, siendo éste el inicio de lo que hoy son las Fiestas Patronales de Yecla que, hoy, se celebran en honor a la Purísima Concepción.